Pasamos alrededor de un tercio de nuestra vida en posición horizontal. Durante ese tiempo, los mecanismos de reparación propios del cuerpo trabajan a toda máquina, el sistema inmunológico se fortalece y el cerebro tiene tiempo para procesar información. En otras palabras, nuestro cuerpo realiza un trabajo extraordinario mientras dormimos. Por eso, la fase de descanso nocturno contribuye significativamente a nuestra percepción de salud. Sin embargo, estudios muestran que una de cada cuatro personas duerme demasiado poco. Yo soy Patricia Skorsetz y te voy a informar sobre los problemas y trastornos del sueño.
Cuando no encontramos descanso, nos sentimos cansados, irritables y desconcentrados. El cuerpo reacciona a la falta de sueño de manera similar a como lo haría bajo los efectos del alcohol. Según el Consejo Alemán de Seguridad Vial, estar 17 horas sin dormir equivale a tener 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, y 22 horas sin dormir equivale a 1,0 gramos por litro.
La cantidad ideal de sueño para un adulto, según los expertos, es de siete a ocho horas por noche. Sin embargo, la necesidad real de sueño depende en gran medida de la persona y su edad. Los adolescentes necesitan más horas de descanso debido al crecimiento y las fluctuaciones hormonales, mientras que los adultos mayores requieren menos. Por su parte, los bebés deben dormir un promedio de hasta 15 horas al día.
FASES DEL DESCANSO
Qué tan descansados nos sentimos depende de los ciclos de sueño, de los cuales atravesamos hasta siete por noche. Cada ciclo dura entre 70 y 110 minutos en promedio y consta de varias fases:
- Fase de adormecimiento
- Fase de sueño ligero
- Fase de sueño profundo
- Fase REM («Rapid Eye Movement» o movimiento ocular rápido).
En la fase de adormecimiento y la de sueño ligero, es fácil despertarse. En cambio, la fase de sueño profundo es especialmente crítica, ya que si se interrumpe, se altera el tiempo reparador en el que se producen las hormonas del crecimiento que regeneran las células. Si despertamos en esta fase, nos sentimos agotados. Por otro lado, durante la fase REM, también conocida como la fase de los sueños, el cerebro está muy activo, pero el cuerpo permanece como paralizado. Solo los ojos se mueven rápidamente bajo los párpados, de ahí el nombre de la fase REM.
HIGIENE DEL SUEÑO: UNA RUTINA PARA DORMIR BIEN
En el “Estudio sobre la salud de los adultos en Alemania” se descubrió que aproximadamente 30 de cada 100 encuestados tuvieron dificultades para conciliar o mantener el sueño más de tres veces por semana en las cuatro semanas previas a la encuesta. Alrededor de 6 de cada 100 personas reportaron insomnio severo con repercusiones durante el día siguiente. Las mujeres mencionaron el insomnio el doble de veces que los hombres. En muchos casos, la causa es el estrés laboral o personal, y en otros, simplemente una mala higiene del sueño.
La higiene del sueño implica crear condiciones que favorezcan un buen descanso, o dicho de otro modo, adoptar un enfoque más consciente hacia nuestros hábitos de sueño. Entre los factores que afectan negativamente el sueño están las cenas copiosas o el consumo de alcohol por la noche. Aunque el alcohol facilita quedarse dormido más rápido, interfiere con el sueño profundo a partir de las 3 o 4 de la madrugada, ya que el hígado trabaja intensamente. Esto provoca que, en lugar de pasar de una fase de sueño ligero a una más profunda, despertemos. Lo mismo ocurre tras consumir chocolate: las sustancias estimulantes que contiene pueden mantenernos despiertos, al igual que el café por la tarde.
En la actualidad, muchas personas duermen con el teléfono móvil junto a la cama, lo que elimina la necesidad de un despertador. Sin embargo, si vibra o suena, es tentador mirar quién ha escrito. La luz LED de los teléfonos y tablets, con su alto contenido de luz azul, tiene un efecto energizante que puede mantenernos despiertos. Por ello, es recomendable instalar una aplicación de filtro de luz azul, disponible tanto para iPhone como para Android.
Para mejorar el sueño de manera natural, se pueden probar las siguientes ideas:
- Reducir la temperatura de la habitación a 16-18 °C y añadir una manta extra. El aire fresco relaja la mente y oxigena el cuerpo.
- Evitar las siestas para asegurarse de tener sueño por la noche.
- No trabajar en la cama.
- Leer un buen libro o escuchar música suave también favorece el sueño, al igual que los CDs con meditaciones o viajes guiados.
- Tomar un baño relajante antes de acostarse ayuda tanto al cuerpo como a la mente, y estimula los órganos de desintoxicación y el sistema inmunológico (por ejemplo, con sal marina, aceite de oliva, aceite esencial de pino y un poco de melisa picada).
- Si se toma té para dormir, es importante hacerlo al menos una hora antes de acostarse para evitar despertarse por la necesidad de ir al baño. Entre las hierbas recomendadas están la pasiflora, la melisa, la flor de tilo, la valeriana, la lavanda y la querida manzanilla.
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